Hay cosas que se van expresando y que lógicamente uno va incorporando a una razón personal de pareceres y en lo que se refiere a las relaciones humanas de cualquier tipo creo que es lo que se debe hacer.
Atender o abordar esas relaciones desde lo secular, aunque se profese alguna fe, es a mí entender condición indispensable para el entendimiento en la mayoría de las situaciones. Las relaciones no pueden comenzarse con antagonismos y para estos casos las religiones son un escollo.
Lo que en todo caso debería ayudar a la cordura y a una simplificación de la comprensión debido a las pretendidas elevaciones de espíritu que generarían tales religiones, se convierten en apasionamientos irreductibles originados por el miedo y la pobreza de ese mismo espíritu.
Es cierto y uno lo comprueba paso a paso, que no hay ninguna diferencia entre una buena persona atea o agnóstica con un buen creyente y quizá, por no decir seguramente, tendremos mucha más maldad y cinismo en un mal creyente o en un mal ateo (que es otra religión), que en un agnóstico.
Los deseos de libertad y trascendencia inherentes a la humanidad se rigen por una moral que también le es propia, en la que intervendrá una ética que nos hará diferenciar de cualquier conducta animal.
El juicio moral personal, tutelará desde el paso al uso de la razón, todas las acciones y relaciones, y nuestra educación y conducta hablarán por si solas; SOMOS IMPERFECTOS y para todos los que nos consideremos creyentes de algún Dios creo que no debemos involucrarlo en esto, tenemos la libertad y de nuestros errores no podemos hacerlo responsable.