Otro título podría ser, “Todos dentro de la órbita”
Casi no hay forma de escapar a esta afirmación, queramos o no, vivimos girando en esa órbita. ¿Alguien puede poner esto en duda?
Dentro de ese movimiento confluyen todas las formas y las ideologías disponibles dentro de la política y fuera de ella. Facetas conservadoras, nacionalistas, liberales, demagógicas, entre muchas otras conviven y se suceden con sus opuestas, progresistas, entreguistas, intervencionistas, personalistas, etc., etc., etc., sin que manifiestamente la mayoría cambie radicalmente su apoyo. Dentro de ese movimiento transcurre nuestra vida.
Es el día de hoy que me pregunto, ¿cuántas posibilidades tendría otro gobierno de subsistir, a la vista de los acontecimientos generados con la situación del agro? Esta apreciación es al solo hecho de enumerar una dentro de las tantas que seguramente cada uno podemos recordar en ese mismo sentido.
La coyuntura de nuestro país no nos da por ahora ninguna otra posibilidad, por el momento seguimos girando dentro de las decisiones y los vaivenes de esa corriente política, recordando también que otras experiencia no han sido de ningún modo gratificantes, ni edificantes.
Las ausentes de lujo son la libertad y la democracia que por haberlas desestimado (por no decir algo más duro) es que estamos como estamos. Si hubiéramos adoptado sus beneficios o solamente si hubiéramos continuamente dados pasos en su búsqueda, seguramente no estaríamos permanentemente con el vaso a medio llenar.
Para citar algo en línea, recuerdo la lectura de una noticia de LNOL cuyo título rezaba: Merkel criticó el populismo y afirmó que frena el desarrollo.
La pregunta “del millón” sería la que nos llevara a descubrir por qué se muestran y surgen tales populismos. La respuesta a esa pregunta resulta “la respuesta incómoda” a todos los que afirman, como A. Merkel, desentendiéndose del asunto. Los populismos de turno son directamente proporcionales a las falencias, los abusos, las corruptelas, las entregas (a los intereses foráneos) etc. de los gobiernos de turno, abandonando lisa y llanamente los caminos democráticos.
Internamente nos sucede eso, hay tanta torta para cortar que es como si no interesara nada más que cierta estabilidad individual y abandonamos continuamente las premisas democráticas. Los personajes ensalzados y luego defenestrados son figuritas repetidas que pasan por delante de nuestros ojos como si nada hubiera pasado. Todavía casi nos estamos moviendo dentro de un sistema feudal.
Todo esto también tiene una lectura: al estar escasos de un verdadero camino a la democracia nos estamos privando de una auténtica EDUCACIÓN y por ende, para decirlo gráficamente, “no hemos aprendido a reírnos de nosotros mismos”, no hemos aprendido a reglarnos la posibilidad de crecer comunitariamente y mientras no comencemos a transitar ese camino, estaremos subsistiendo sin políticas de estado, con oposiciones fantasmas, sumidos dentro de la inseguridad jurídica dentro de esta única órbita.