Quizá nos pueda servir
A partir de un dicho que usa un amigo, (no se si es de su autoría) podemos obtener una fórmula para comenzar a realizar una autocrítica o analizar ciertas conductas.
Un piojo, casualidad.
Dos piojos, coincidencia.
Tres piojos, ¡PIOJOSO!
Las conductas recurrentes siempre indican algo, son luces de atención a las que deberíamos respetar. Detectarlas asignándole el color que verdaderamente le corresponde, (amarillo, rojo o verde) nos ayudará a determinar el tenor de la corrección que nos obligaría realizar cuando se trate de la dimensión personal o del razonamiento lógico a emplear, al examinar situaciones externas.
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