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domingo, 1 de junio de 2008

Muerte Latente

Me encontré por ahí con esta expresión de Platón (340 aC) "Solo los muertos han visto el final de la guerra" y me alcanzó una sensación rara de dolor en el alma.

No hemos aprendido nada, inclusive nos hemos servido de nuestros "avances" tecnológicos para no solo, implicarnos dentro de un conflicto mental y físicamente por más tiempo, sino que no contentos con eso, comprometer el hábitat perecedero en el que vivimos.

Descubrimos de todo, (digo descubrimos porque ya todo está creado e inventado y son palabras que nos quedan grandes) para oscurecer nuestra existencia, a mayor tecnología usada, mayores secuelas físicas, psíquicas y ambientales.

Desde las primitivas trampas emplazadas sobre el terreno, pasando por las minas, los proyectiles con fósforo, la bomba atómica, las armas químicas, las bombas de racimo y las que utilizan uranio empobrecido, implican una escalada de destrucción que abarca no solamente a los efectivos involucrados sino a la eventual población civil que ha caído en desgracia, por vivir en el lugar.

A pesar de esta procacidad recurrente, existe una corriente de pensamiento distinta que vota a favor de la vida buscando caminos que condicionen y estigmaticen los efectos de las locuras bélicas.

Más de cien países han firmado un acuerdo para restringir el uso y la fabricación de las bombas de racimo (cluster bombs). Por supuesto hay quienes ni han concurrido a la conferencia Diplomática y por supuesto hay quienes han puesto reparos para dejar de usarlas y/o fabricarlas, pero es un encuentro diplomático alentador.

Hace algunos años una herramienta nos está ayudando a constituir una nueva fuerza y esa herramienta son las comunicaciones en todas sus formas, siendo una de ellas el uso de Internet. Ellas han "encogido al mundo", las noticias que nos llegaban en el tiempo sobre los hechos consumados (si llegaban) no formarían nada más que parte del anecdotario de la historia. En estos tiempos esa herramienta nos da el poder de denuncia y eso no es poca cosa.

Estamos viendo en tiempo real toda la miseria que nos presentan los conflictos, las formas nuevas que aparecen y dentro de ellas el monstruo concebido. Una consecuencia directamente proporcional: mientras más muerte latente se siembre físicamente con bombas y elementos contaminantes que involucren a inocentes civiles, más muerte latente ideológica se implantará cimentando todo tipo de terrorismo.

Si pretendemos considerarnos "ciudadanos del mundo", debemos unir las voces para conseguir minimizar la primera locura humana, para impedir que crezca la segunda.


A continuación, transcribo el artículo es de un periodista argentino, al que leo asiduamente.


19 Mayo 2008

El cobarde silencio de las bombas de racimo

No me gustan las armas. Pero a base de fatigar algunos conflictos armados me he acostumbrado a su presencia y hasta a reconocerlas. Desde el traqueteo tan peculiar del AK 47 hasta el perturbador zumbido de los aviones no tripulados. Y no es casualidad que el sonido sea la mayor característica que perdure en mí de ellas, porque la guerra es ante todo una experiencia auditiva.

Una sostenida cacofonía de motores, explosiones y disparos que tantas veces no se llegan a ver, pero que alimentan el miedo, el sobresalto, la angustia; que exacerban el sentimiento de indefensión ante un destino que se escapa de uno mismo para situarse en manos distantes, sordas. En las manos de esos políticos que, como escribió Robert Fisk, deciden que otros deberán morir en pos de sus ambiciones de poder.

Si tuviera que elegir un armamento detestable y perverso sería sin dudas las bombas de racimo. ¿La razón? El silencio que las acompaña. Un silencio que ni siquiera ofrece oportunidad alguna de alerta, de reacción, de escapatoria.

Cuando terminan los conflictos allí yacen, escondidas, calladas, entre las casas, en los campos, esperando a la población civil que regresa, que golpeada por la violencia intenta ponerse de pie, recuperar su vida.

Del Líbano a Camboya

Recuerdo el sur del Líbano, tras la guerra entre Israel y Hezbolá de 2006. Los niños que las cogían del campo pensando que se trataba de juguetes o de frascos de perfumes, por sus pequeñas dimensiones y por esa suerte de lazo que algunos modelos llevan en la parte superior. Niños que en aquellos tiempos eran regularmente ingresados en los hospitales, mutilados, muertos.


Y la pregunta que nos hacíamos los periodistas que estábamos allí: ¿Por qué Israel, ya en retirada y con la Resolución 1701 bajo el brazo, decidió lanzar 1,2 millones de bombas de racimo durante los últimos tres días de combate? ¿Por qué decidió dejar semejante rastro de ignominia cuando ya había plantado más de 400 mil minas antipersona durante los 22 años de ocupación del país de los cedros?

La experiencia de Líbano me retrotrajo a una más remota: Camboya, a principios de los años 90. A las hordas de mutilados que recorrían los mercados de Siem Reap y Phnom Penh para mendigar, con sus piernas ortopédicas y sus raídos uniformes.


Muchas veces junto a pequeños a los que también les faltaba algún miembro. Porque es importante subrayar que las heridas y mermas provocadas por esta clase de munición se acarrean a perpetuidad.

Contra el silencio

El mundo supo levantar la voz en 1997 con la firma del Tratado de Ottawa, que a pesar de ciertos incumplimientos en la agenda, ha constituido un importante avance en la denuncia y erradicación de ese otro armamento silencioso e indiscriminado: las minas antipersona.

Hace tres años comenzó el denominado "proceso de Oslo", una campaña internacional inspirada en la de las minas antipersona que busca conseguir la prohibición de las bombas de racimo.

Representantes de más de 100 países se encuentran reunidos en este momento en Dublín para tratar de alcanzar un acuerdo, antes del próximo día 30 de mayo, que podría significar un punto de inflexión en esta historia, aunque algunos de los principales países que las producen y almacenan, como EEUU, Rusia, Israel, China, India y Pakistán, hayan decidido quedarse fuera.

Desde que fueran usadas por primera vez por la Unión Soviética en 1942 contra tanques alemanes, las bombas de racimo han dejado más de 13 mil heridos o muertos en todo el mundo. En su mayoría en Laos, Vietnam, Afganistán, Irak y el Líbano.

Esperemos que el cobarde silencio de este armamento no se haga extensivo a los políticos. No sirva para amparar a los que se dedican al perverso negocio de fabricarlas y venderlas. No acalle la voz y el derecho de las víctimas, pretéritas y futuras.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, Hector! Pero, como ya te habras dado cuenta si seguis el hilo de mi blogcito, continuo pensando que el arma mas peligrosa y mortifera que existe son los medios de comunicacion. Es mediante los medios de comunicacion que se convence a las poblaciones que es correcto utilizar las armas. Es, segun mi opinion, de valor secundario el poder destructivo de cada artefacto. Se podra decir, y con mucha logica, que las “cluster– bombs” son una cobardisima invencion mortifera, pero muchos mas han muerto por haber estrado en la linea de tiro de un rudimentario Kalashnikov. Lo grave es que hay publicos convencidos de que el uso de las armas es, de alguna manera, justificado. Para convencer al publico de que es justificable el uso de las armas se usan actualmente, como en el pasado, los medios de comunicacion. De ahi en adelante, cambia poco (repito, es solo mi opinion personal) saber si se trata de “cluster-bombs” o de hondas o piedras. La caracteristica que distingue al hombre del animal es la capacidad de razonar y de sentir, si se es capaz de crear un arma que destruya esa capacidad se habra creado el arma que destruye el nucleo del ser. El arma mas cruel son los medios de comunicacion, de eso estoy convencido…

Alejandro (000)

il Franchese dijo...

Hola Alejandro:
Gran razón; por eso en una parte del posteo hago hincapié, en la gran posibilidad de acelerar la vía de la comunicación de los hechos o las situaciones desde otro punto de vista (denuncia)para evitar que los tengamos que aceptar como cosa juzgada, sin retorno.
Mostrar una realidad desde una visión despojada de partidismos no es nada fácil y siempre se estará expuesto a la denominación de turno extraída del catálogo de los fanáticos.
Saludos
PD: desde que comencé (hace mas o menos diez años)a interiorizarme de las opiniones y las publicaciones extranjeras he notado la falta de repercusión y edición, en estos lares, de muchísimas cosas que involucran a todo el mundo.

Anónimo dijo...

Hector, espero que no te moleste pero linkee esta nota tuya en mi blog... Se llama "Muy buena nota de un colega... argentino!"
Alejandro (000)

il Franchese dijo...

Hola Alejandro:
De ninguna manera me puede molestar. Al contrario, uno siente una especie de caricia cuando le avalan un escrito.
Además sentirse molesto estaría alejado de toda lógica, el blog es público.
Saludos
Héctor